lunes, 29 de marzo de 2010

TRADISA, OTRA VERGÜENZA (VII)

D. ANTONIO GUIRAL GUARGA
Presidente de TRADISA


D. RAFAEL ONIEVA ARIZA
Presidente de PRONCOINSA





DOS HOMBRES Y UN DESTINO
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No se conocían de nada hasta que en el año 1987, un directivo de BANESTO los presentó. El Sr. Guiral buscaba afanosamente un solar donde localizar sus instalaciones en Madrid para sus planes de expasión. Y el Sr. Onieva tenía problemas financieros como consecuencia de un ejecutivo hipotecario en su finca de Vacíabotas en San Fernando de Henares. Hipotecada como garantía de sus promociones en Marbella, Banesto decidió ejecutar dicha hipoteca en el año 1987.
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El Sr. Guiral abandonó Zaragoza y la empresa familiar dedicada a la electricidad, para instalarse en Barcelona y fundar TRADISA en 1954. Los años siguientes del desarrollismo y del Seat 600, hicieron que el negocio fuera creciendo y, con ello, sus necesidades logísticas. Por su parte, el Sr. Onieva abandonó Baena (Córdoba) en los años 50, para instalarse en Madrid e iniciarse en el montaje de varios prototipos de motos, bastante conocidos en aquellos años, para pasar, luego de otros proyectos en el mundo de la automoción, al de promoción de polígonos industriales, fundamentalmente en Torrejón de Ardoz y San Fernando de Henares (Madrid).
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Y ambos tuvieron la tentación de la aventura americana. El Sr. Guiral en Argentina y Uruguay (tal y como puede verse en la foto de arriba extraída del libro TRADISA 1954-2004). Y el Sr. Onieva en Colombia donde, según su propia confesión autobiográfica, fracasó hasta la ruina. Pero ambos acabarían como vecinos a resultas de esta operación (o cuando menos así lo pactaron), al recibir el Sr. Onieva una finca de 1.500 Has., colindantes con la propiedad del Sr. Guiral, en la provincia argentina de SALTA, departamento de ANTA, en EL QUEBRACHAL. Una sola condición ponía la parte compradora para cumplir este compromiso: que el Ayuntamiento concediera la licencia de obras para la campa de vehículos antes del 31 de diciembre de 1988. La finca de Vacíabotas estaba clasificada por el PGOU como NO URBANIZABLE y ESPECIALMENTE PROTEGIDO. A pesar de lo cual, fue aprobado por el Pleno municipal un convenio urbanístico autorizando el complejo industrial de 200.000 metros cuadrados. Algunos técnicos del Área de urbanismo se oponían frontalmente a informar favorablemente estas licencias, y alguno de ellos tuvo que abandonar el Ayuntamiento. Otros, en cambio, firmaron esos informes favorables.
(continuará)

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