sábado, 20 de marzo de 2021

EL PIANISTA DEL TITANIC

 


CORREN MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA SEÑOR HONTECILLAS


Alberto Hontecillas, hasta hace unos días coordinador de Ciudadanos en San Fernando de Henares y miembro del órgano ejecutivo de Madrid, nos deleita tocando el violín como si no estuviera pasando nada en su partido, ajeno al ruido y la furia desatada por una tormentosa crisis irremediable. Es propenso el vicealcalde Hontecillas a aplicarse el efecto placebo y con indisimulada tendencia a emular los consejos de autoayuda de J. Bucay, como puede verse por sus mensajes almibarados en medio de la lucha fraticida desatada en su formación.

Cuando apenas había apagado el fuego con la huida de la concejala de Industria al grupo de no adscritos sin haber esclarecido la razón de la espantada, ahora difumina el devastador incendio de su partido a todos los niveles, al son de una melodía equidistante cuando la situación requiere justamente lo contrario: definirse dónde está y para qué lado quiere que su partido (o lo que quede de él) se oriente y, sobre todo, con quién está. 

Porque, sinceramente, no son momentos para tocar el violín mientras el barco se hunde irremediablemente, y porque no corren tiempos (políticos) tampoco ya para vivir del cuento de ponerle una vela a Dios y otra al diablo. Y los tiempos políticos no están tampoco para aparentar discursos de unidad que no son veraces porque, entre otras cosas, ya es tarde para simulaciones que solo presagian tacticismo y cálculo a la espera de ver hacia qué lado se escora el barco, con la quimera de buscar el centro equidistante de todos en medio de una guerra de banderías declarada que no parece que vaya a hacer prisioneros. 

 

EL PIANISTA DEL TITANIC

***

Cuentan que Hilda Slater, una de las pocas supervivientes del hundimiento del Titanic en 1912, todo lo que recordaba de su angustiosa situación vivida en la catástrofe y que narró a un periódico local apenas veinticuatro horas de ser rescatada con vida en medio del dantesco hundimiento en plena mar, tras chocar contra un gigantesco iceberg a la deriva, es que la orquesta del lujoso trasatlántico que llevaba el nombre de su director y pianista Wallace Hartley Band, tocó sin parar hasta que las heladas aguas del océano Atlántico norte se tragó a la mayoría de sus pasajeros. 

La orquesta, con su pianista al frente, tocaba sin cesar a medida que el barco iba sumergiéndose irremediablemente hasta la fosa de 3.800 metros de profundidad. Y el pianista aporreaba el piano frenéticamente y tocó y tocó sin parar como un poseso como si nada estuviera pasando, ensimismado y contagiado por la música sincopada tal que un enajenado convencido de que la catástrofe, no era más que un contagioso pánico colectivo que había que conjurar a golpe de melodías. Y que, los vaivenes del barco que se hundía, solo eran pequeños arrullos de las olas sorprendidas por la invencible armadura del trasatlántico más arrogante que jamás había construido el hombre.

Y así perecieron casi todos los viajeros (2.223 de los cuales solo se salvaron 706), a ritmo del foxtrot de una orquesta que se quedó sin público en medio del pánico general pero que no quiso darse por enterada. 

No quisieron los músicos enterarse del hundimiento irremediable del crucero, y mucho menos de que solo estaban tocando para ellos mismos porque el resto del pasaje hacía tiempo que, o se había arrojado al agua o simplemente iban pereciendo irremisiblemente, mientras los enloquecidos miembros de la orquesta con su pianista al frente, dejaron por fin de emitir notas en medio de la tenebrosa engullida de la masa de agua que lo anegaba todo.

Desde entonces, se utiliza esta metáfora del pianista del Titanic para representar y describir las situaciones en las que, cuando todo el mundo ha comenzado a gritar sálvese quien pueda y las mujeres, los niños y los ancianos primero, el director del evento sigue tocando el piano como si nada hubiera pasado, en un esfuerzo inútil por tratar de que el susurro de las notas musicales consigan traer el sosiego y la normalidad, a pesar de la evidencia de que el agua ya les ha llegado a todos al cuello. 

Es decir, se trata del personaje entre sorprendido, despistado y bloqueado que, ante la evidencia del desplome de todo, ha decidido no darse por enterado con la esperanza de que en medio del pánico, vuelva la calma simplemente simulando una tranquilidad suicida ante lo que es un impacto seguro contra el muro de una realidad que se niega a reconocer.

El partido Ciudadanos, ya muy maltrecho tras las elecciones de octubre de 2019, con su nueva e inexperta dirección nacional al frente, decidió dar un golpe de mano en Murcia con la pretensión de agradar al PSOE de Sánchez, y acabó desestabilizando Madrid y casi todo el tablero autonómico con mociones de censura en ciernes y cambios y giros que más bien parecen saltos en el vacío o manotazos de ahogado. Porque el resultado, de momento, son elecciones en Madrid el próximo 4 de mayo, la moción fracasada de Murcia, y el partido totalmente cuarteado con deserciones sonadas y abandonos dolorosos.

Por lo que respecta a Ciudadanos en San Fernando de Henares, un partido que irrumpió con un buen resultado en las generales de abril de 2019, y que repitió en las autonómicas y municipales del mismo año, acabó sin embargo estrepitosamente en las elecciones de octubre de 2019, evidenciando que, tanto en la Comunidad de Madrid como en el Ayuntamiento, viene viviendo con un buen puñado de votos prestados. Y ahora, con la convocatoria de elecciones en la Comunidad, ha llegado el momento de comprobar si sigue vivo y tiene laguna esperanza, o simplemente vamos a asistir a su funeral. 

Ciudadanos fue un artefacto político nacido en Cataluña fundado por personalidades que provenían del socialismo catalán, ideado para afrentar al PSC en manos entonces de nacionalistas esquinados. Pero que, sin embargo, murió de éxito a nivel del Estado en la primavera de 2019 aupado también por sus resultados en Cataluña donde ganó en 2017. Y ahora, en esa comunidad donde nació y triunfó, ha quedado recudido a la irrelevancia por errores propios y ajenos.



Aquí tenemos un cuadro de la evolución del voto de Ciudadanos en San Fernando de Henares desde abril de 2019 (elecciones generales, hasta octubre del mismo año pasando por las municipales y autonómicas de mayo también de 2019), en una comparativa con los votos del PP también en San Fernando, y que revelan que, en muy buena parte, esos votos provienen precisamente del PP en anteriores convocatorias. Secuencia que, con ligeras variantes, se ha reproducido en casi todos los municipios del Corredor del Henares salvo en Torrejón de Ardoz, plaza en la que el PP y sobre todo su alcalde, consigue retener buena parte del voto de las municipales.


LA IMPOSIBLE CUADRATURA DEL CÍRCULO



En la foto de arriba, la candidatura del PP en 2015 a las municipales, con dos añadidos más que hoy están en Ciudadanos en los recuadros arriba. Circulados en rojo Alberto Hontecillas y otros concejales y cargos de confianza gobernando hoy con el PSOE en el Ayuntamiento de San Fernando de Henares. Y, en amarillo, un díscolo concejal que salió elegido por esta candidatura, pero acabó en el grupo de no adscritos más de la mitad del mandato sin soltar el acta.

Alberto Hontecillas y buena parte de los cargos que hoy están en Ciudadanos cogobernando con el PSOE en el Ayuntamiento, ya estuvieron conspirando y montando la candidatura de Ciudadanos con bastante antelación a las elecciones municipales de mayo de 2019. Incluso la estabilidad del grupo popular en el Ayuntamiento durante ese mandato estuvo amenazada desde dentro y desde fuera anunciando, siempre que tenían ocasión, su pase a Ciudadanos. Y, efectivamente, la candidatura de Ciudadanos a las municipales no era otra cosa que, en buena parte, renegados militantes del PP que, en plena ola de entusiasmo ganador, arrebató casi cuatro mil votos el PP local... pero para acabar cogobernando con el PSOE.

Hay equilibrios y mensajes que la mayoría de los votantes de Ciudadanos no parecieron dispuestos a perdonar en octubre de 2019, especialmente cuando Rivera, a una semana de las elecciones, anunció que, si el resultado le era propicio, pactaría con Sánchez. Lo cual provocó la estampida general de casi el 60 % de los votos de las elecciones de abril de 2019 (casi tres millones de votos), de los cuales buena parte se fueron a la abstención, otros muchos fueron al PP y otros tantos incluso a VOX. 

El drama pues para muchos militantes y cargos de Ciudadanos parece que está servido el próximo día 4 de mayo, en un contexto político electrizado y polarizado hasta la náusea, como lo presagia el lamentable lenguaje frentista y guerracivilista del vicepresidente del Gobierno, dispuesto a quemar sus naves desenterrando lo peor de la política de cuya sobredosis ya ha dado lamentables muestras a lo largo de su trayectoria, con un estilo de matón perdonavidas y con el reloj (tic, tac, tic, tac,...) varado en las consignas del chavismo o del kirchnerismo peronista más patotero.

Dirigentes de Ciudadanos como el ex coordinador Hontecillas en la agrupación local de San Fernando, incluso atribuyéndoles su buena intención que desde luego no es el caso al menos por nuestra parte, han olvidado una regla esencial en la política: la imposibilidad de la cuadratura del círculo de todo proyecto político encarnado en un partido aspirante a ser solo bisagra, y acabar así desconcertando al electorado que, si en su mayoría proviene del ámbito conservador o de centro derecha, es muy difícil que entiendan que sus votos, finalmente, sirvan para sostener o adherirse a un gobierno que tiene aliados y compañeros de viaje claramente extramuros de la decencia democrática.

De ahí en buena parte la desafección rápida (pocos casos iguales) del electorado de Ciudadanos en 2019, quien en San Fernando de Henares tuvo en abril de 2019 (Generales) más de cinco mil votos (tres mil más que el PP), y sin embargo, en octubre del mismo año, es decir, en apenas seis meses, solo obtuvo apenas dos mil. Perdió pues tres mil votos en ese corto espacio de tiempo. Y así ha ocurrido en casi todos los sitios.

O, lo que es lo mismo, Ciudadanos, tanto en la Comunidad de Madrid como en nuestro Ayuntamiento, están viviendo con un buen puñado de votos prestados desde hace mucho tiempo. En la Comunidad de Madrid el próximo día cuatro de mayo habrá ocasión de medir la desbandada. En nuestro Ayuntamiento, sin embargo, habrá que esperar dos años más para comprobarlo. No obstante lo cual, el ex coordinador y vicealcalde Hontecillas, no parece haberse percatado del profundo y devastador efecto de las vías de agua que tiene abierto el buque de Ciudadanos, y prefiere, de momento, seguir tocando el piano de la orquesta del Titanic. 

No creemos sin embargo que le dé tiempo a ponerse a salvo de aquí a mayo de 2023, porque, a lo que se ve, está en la firme determinación de hacer creer a todos que él está donde siempre estuvo; sin que haya intentado nunca explicar a sus votantes cómo se puede pretender semejante equidistancia para quien, habiendo sido dirigente local e incluso candidato del PP en el año 2015, acabara luego pasándose a Ciudadanos en el año 2016 para, finalmente, darle el gobierno y cogobernar con el PSOE en 2019. Una sobredosis de desconcierto que, razonablemente, pocos de sus casi cuarto mil votantes en mayo 2019, conseguirán metabolizar de aquí al cuatro de mayo próximo.