AÑO 1956. EN ROJO, LA FINCA DONDE LUEGO SE LOCALIZARÍA EL ACTUAL POLIDEPORTIVO MUNICIPAL. EN AZUL, EL CAUCE ORDINARIO DEL RÍO UNOS MESES ANTES DE LA RIADA DE AQUEL AÑO. COMO PUEDE APRECIARSE, EL RÍO ENTONCES DISCURRÍA POR BUENA PARTE DE LO QUE HOY ES EL RECINTO DEL POLIDEPORTIVO. Y EN AMARILLO, LAS FINCAS QUE LUEGO FUERON PROPIEDAD TODAS ELLAS DE UNA SOLA FAMILIA. LO CUAL EXPLICA LA RAZÓN POR LA QUE EL POLIDEPORTIVO MUNICIPAL FUE LOCALIZADO DONDE HOY ESTÁ Y NO EN OTRO LUGAR COMO EXPONEMOS A CONTINUACIÓN.
DELIMITACIÓN YA APROBADA DEL DOMINIO PÚBLICO EN ESTE TRAMO DEL RÍO POR LA CONFEDERACIÒN HIDROGRÁFICO DEL TAJO.
POR QUÉ EL POLIDEPORTIVO MUNICIPAL FUE LOCALIZADO EN UN LUGAR INADECUADO
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El polideportivo municipal fue localizado en el inadecuado lugar donde está, gracias a una azarosa coyuntura pocos meses después de celebrarse las primeras elecciones municipales democráticas de 1979, que en San Fernando de Henares fueron ganadas por el PCE con Ángel LUPIÓN como primer alcalde.
En aquellos momentos, el municipio apenas tenía un PGOU que se contraía al casco histórico y a unas zonas de ensanche, de las que caben destacar lo que hoy es Parque Henares, una populosa barriada que contó con un plan parcial antes de la aprobación de la Ley de Suelo de 1975 y que se desarrolló a lo largo de los años 70 y 80. Casi un millón de metros cuadrados y unas previsiones de 8.000 viviendas, lo que daba una densidad por Hectárea muy superior a la permitida por la nueva Ley de Suelo.
En ese contexto, el equipo de gobierno de entonces se propuso varias acciones, entre ellas la de tratar de paliar la falta de equipamientos en el municipio, algo que era muy común en casi todos los demás.
Uno de los equipamientos que priorizaron fue el de levantar un recinto cerrado que agrupara una serie de instalaciones dedicadas fundamentalmente al deporte: piscinas, pistas de tenis, fútbol, etc. Pero el Ayuntamiento carecía de propiedades donde poder localizarlo. Hay que tener en cuenta que entonces, incluso el campo de fútbol donde jugaba el equipo titular del municipio llevaba el nombre de uno de los promotores locales: Sánchez Lorbada, y cuya propiedad era también del promotor del barrio del mismo nombre.
Así pues, el equipo de gobierno de entonces no le quedó más remedio que entrar en negociaciones con la familia que era la propietaria principal (y casi única) de todo el suelo vacante del municipio, y que, en líneas generales, se puede identificar por las flechas amarillas de la fotografía de arriba.
Dado que, como se dice, el PGOU de entonces no contenía grandes desarrollos previstos salvo lo que luego fue la zona del ensanche, el equipo de gobierno con su alcalde a la cabeza decidió pactar con la familia propietaria de casi todo el suelo vacante del municipio, acordando permutas y la obtención de suelo para colegios y otros equipamientos a base de comprometer con ellos futuras recalificaciones. Es el caso, por ejemplo, de los bloques que hoy se conocen como de las Coronas en lo que entonces era el límite de Madrid, que fueron levantados con licencia municipal incluso antes de que fuera aprobado el nuevo PGOU en 1988, a cambio de ceder una parcela anexa a uno de los colegios para su perentoria ampliación.
Uno de esos equipamientos que fue objeto de un convenio con la poderosa y casi única familia propietaria del suelo vacante, fue precisamente la del polideportivo municipal. Una parcela de 112.138 metros cuadrados y sobre la que hay hoy levantados 56.587 metros de construcción. Las negociaciones fueron duras y comprendieron otras concesiones a la familia de terratenientes locales. En el caso del polideportivo municipal, el Ayuntamiento no soltó un duro, pero sí reconoció a la propiedad adscribirlo cono un sistema general externo en lo que hoy es el SUE 5 (polígono Puerta de Madrid) en el polígono industrial, y unos derechos patrimonializables de 10.000 m2, que en cualquier caso no fueron recogidos en el PGOU sino hasta 1988.
Pero corría el año 1998 y sus propietarios no habían conseguido materializar el aprovechamiento reconocido en pago del suelo cedido del polideportivo, por vicisitudes del sector industrial donde estaba localizado como sistema general externo. Y es que el PGOU preveía la ejecución de este sector por expropiación, lo cual provocó una avalancha de demandas y juicios que acabaron mal para los intereses del Ayuntamiento, pues el PGOU de 1988 contenía un error fatal precisamente a costa del sistema general adscrito, ya que los tribunales consideraron que no debía ser adscrito a dicho sector porque no tenía exceso de aprovechamiento sino defecto. Un formidable lío a costa de un lamentable error del PGOU.
Estas sentencias dejaban el sistema general del polideportivo en el aire, pues obviamente sus propietarios no podían materializar el aprovechamiento reconocido en pago de la cesión de la parcela al Ayuntamiento. De forma que la propiedad demandó al Ayuntamiento pidiéndole nada menos que 400 millones de pesetas en concepto de indemnización o bien el retorno de la finca del polideportivo a su dueño inicial.
Todo aquel embrollo pudo acabar mal, pero he aquí la milagrosa aparición de la firma Toquero Express que, inopinadamente, desbloqueó el desarrollo del sector industrial, y con ello libró al Ayuntamiento del pago de 400 millones de pesetas o de tener que abandonar el polideportivo. Poco tiempo después otro milagro, el presidente de una de las unidades de ejecución más grande era precisamente un representante de la poderosa familia propietaria inicial de la finca cedida del polideportivo, quien, por fin, podía cobrarse el importe de la cesión de la parcela al Ayuntamiento. Y a fe que lo hicieron con creces.
Curiosamente, el que fuera presidente de la Junta de Compensación de la Unidad de Ejecución donde se localizaron las parcelas en pago del polideportivo y quien fuera también su secretario, son también las mismas personas que luego tendrían un gran protagonismo en el caso plaza de España a través de la mercantil WOODMAN SL.
UN LUGAR INADECUADO
El lugar donde está localizado el Polideportivo no era apto para construir nada sobre él, ya que se trata de un suelo de aluvión invadido repetidamente por el río, formado por arenisca y echadizo proveniente de la existencia de canteras extractivas en su día. Y, además, forma parte de una zona inundable de las muchas avenidas del Jarama incluso después de la construcción de la presa de El Vado en 1960, como lo prueban varias inundaciones de 1962 y hasta de 1989.
Así, por ejemplo, fue necesario prolongar los pilotajes del actual campo de fútbol a profundidades más que considerables hasta hallar el firme. Se trata pues de un suelo no apto para urbanizar ni siquiera como equipamiento. Su localización y construcción se hizo sin cobertura legal alguna y solo respondió al cruce de intereses con la propiedad mediante un paquete de convenios firmados en 1980. Hoy día sin duda no habría sido autorizada su construcción ahí.
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