miércoles, 2 de junio de 2021

INDULTOS PRO DOMO SUA

 


INDULTOS PRO DOMO SUA

(EN BENEFICIO PROPIO)

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El presidente de este sedicente gobierno PSOE - PODEMOS, ya nos anuncia con calculada oportunidad despejado el horizonte de convocatorias electorales a corto plazo al menos, que se propone indultar a los delincuentes convictos del denominado "procés" catalán en razón de altos intereses de estado como la concordia y la convivencia. 

Arriba puede verse lo que este aventurero de la política incomprensiblemente salido de la factoría del PSOE, pensaba acerca de los indultos y particularmente de los indultos políticos abusivamente practicados por el entonces gobierno de Rajoy según él. Así lo mostraba protestando en tuits en 2014 y en mítines como el que dio en Valencia por aquellas fechas.

Eso era lo que pensaba y manifestaba entonces, claro, cuando estaba en la oposición. Pero ya sabemos algo más del personaje como para estar vacunados de incredulidad porque, si algo ha demostrado a lo largo de todo este tiempo, es su profunda militancia en el marxismo más cañí. El marxismo de Groucho claro: estos son mis principios pero, si no les gustan, tengo otros.

El indulto que el gobierno prepara para los delincuentes criminales de lesa constitución, no busca como dice con el ya reiterado rictus de un embaucador pillado en miles de desmentidos de sí mismo, más que el propio beneficio porque, que sus posaderas sigan usufructuando el poder y el Falcon, depende precisamente de que estos delincuentes  convictos estén en la calle y a la mayor brevedad. 

Es decir, utiliza los indultos para indultarse a sí mismo porque forma parte de una de las contrapartidas del pacto de investidura contraídas con los separatistas a cambio de su apoyo para derrocar a Rajoy. 

Es ignominioso el pago de facturas ocultadas cada vez que fue interpelado en el Congreso por los grupos de la oposición, pero puesto de manifiesto ahora en toda su crudeza porque se le agota el tiempo y las oportunidades de hacerlo con el mejor control de daños electorales posibles.

El presidente Sánchez y su sumiso partido socialista actual, han hecho todo lo posible por dinamitar el espíritu constitucional del 78 y arrumbar con los más intransigentes mandatos constitucionales que garantizan la indemnidad ciudadana contra la tiranía despótica que nos desgobierna, pandemia y otros eventos por medio: la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos y su sometimiento pleno a la ley y al derecho que proclaman los artículos 9 y 103 de la Constitución.

El indulto que en breve acordará el gobierno de Sánchez para los convictos criminales de lesa constitución, tiene la peculiaridad además de que no ha sido solicitado por los que van a ser indultados y, desde luego, si bien no van a renunciar a sus beneficios entre ellos el de salir de la cárcel, no pierden oportunidad de asegurar que volverán a hacerlo. Es decir, sin el requisito del arrepentimiento tampoco. Eso sí, se dan un par de años porque, más o menos, ese es el tiempo que falta para las próximas elecciones generales. Es decir, el mismo cálculo que hace el presidente Sánchez para su autoindulto.

En el actual parlamento hay cuatro partidos que conservan sus actuales siglas tal y como se llamaban durante la segunda república. Se trata del PSOE, del PCE (ahora empotrado en Podemos), del PNV y de ERC. Más o menos la misma amalgama frankenstein que lo apoyó en la moción de censura contra Rajoy y que sustenta al gobierno a golpe de concesiones y trapicheos. 

Pues bien, la obsecuencia babosa con que históricamente ambas formaciones de izquierdas (ahora también asumida vehementemente por Podemos y Más País), vienen practicando con los partidos nacionalistas, paradigma de la deslealtad usuraria, reaccionaria e insolidaria, responde a un incomprensible complejo o síndrome de Estocolmo histórico que ya tuvo sus nefastos precedentes en 1917 y, desde luego, en 1934. 

Desde entonces y pese a los calamitosos sucesos que han jalonado nuestra trágica historia contemporánea plagada de violencias, guerras civiles y enfrentamientos que trata de conjurar precisamente la Constitución del 78, vuelven a nuestro horizonte político presente a golpe de  inquietantes exhibiciones de desconocimiento del pasado del propio partido y su protagonismo en buena parte de esos hechos, alentadas por nuevas generaciones de los socialistas más indigentes que jamás hayan mandado o pululado en ese partido ocupando su poder orgánico de dónde ha desaparecido toda disidencia, y la que existe extramuros del poder orgánico o institucional del socialismo sanchista la quieren expulsar manu militari. 

El PSOE era - en pasado porque ha dejado de serlo - , un pilar central del arco constitucional que, si embargo y por mor de ocupar el poder dos años más al menos, está dispuesto a renegar de su pasado constitucional más inmediato y más fructífero para el país. 

Y a enfangarse sin embargo en una indecente maniobra que humilla al Estado y la ciudadanía en general, que traiciona el espíritu de la constitución violada y maltratada por estos facinerosos que además tienen secuestrados al menos a la mitad de nuestros compatriotas catalanes no independentistas, y que se sienten abandonados a su suerte por un gobierno indecente dispuesto a dejar en libertad precisamente a los carceleros de sus derechos democráticos. 

Estos criminales contra la convivencia pacífica recibirán un grosero indulto cómplice uno a uno de un indigno Gobierno, para que sigan delinquiendo impunemente y con saña dispuestos a demoler todo el marco de los principios y los anhelos implícitos de la Constitución que los acoge. Ley y derecho constitucional que hace mucho tiempo fueron expulsado de la vida pública en Cataluña precisamente por esta manga de delincuentes y vividores.

CUANDO LOS PUEBLOS OLVIDAN SU HISTORIA Y SE EMPEÑAN EN REPETIR SUS ERRORES TRÁGICOS DEL PASADO


Arriba uno de los gobiernos de la segunda república presidido por A. Lerroux en 1935, que se vio en la tesitura también de indultar a criminales políticos a resultas de los sucesos de 1934.

Gobernaba la derecha constituida por el Partido Radical de Lerroux y la CEDA de Gil Robles. Este último partido había ganado las elecciones en 1933 pero la izquierda, fundamental y muy mayoritariamente el PSOE, que estaba en total minoría en el congreso,  amenazó al presidente Alcalá Zamora con altercados y movilizaciones si el nuevo gabinete se constituía con elementos del partido de Gil Robles. De forma tal que el entonces presidente de la república encargó formar gobierno a quien lo era del Partido Radical, un partido genuinamente republicado de la primera hora pero ya en declive y en minoría.

Esta anómala situación de que la minoría de la izquierda impidiera gobernar al partido o la coalición que había ganado las elecciones y secundado por el propio presidente de la República, invocando causas de males mayores pero claudicante ante el chantaje, provocó que el gobierno en minoría de Lerroux se quedara sin el apoyo parlamentario de la CEDA cuando ésta salió del gobierno a resulta de los indultos. Indultos que tuvo que acordar como un trágala porque Don Niceto, campeón de la intriga y la injerencia, había sorprendido ya al ejecutivo en uno de sus consejos cuando advirtió a D. Alejandro, el viejo león republicano, que, si no indultaban a Pérez Farrás, tendrían que elegir a otro presidente de la República.

Los acontecimientos de octubre de 1934 fueron una intentona de golpe de Estado preparado por la izquierda que solo triunfó realmente en Asturias, donde algunos meses antes I. Prieto desvió un cargamento de armas que sus correligionarios desembarcaron en las playas asturianas para ser utilizadas cuando fueran llamadas a la rebelión.

También Carrillo, que por entonces tenía no más de quince años, cuenta en sus memorias cómo se acumularon armas en la sede del PSOE de la calle Carranza de Madrid, y cómo él mismo se perpetró de una pistola y acudió el día d a las puertas del cuartel de Conde Duque a la espera de asonada militar que, sin embargo nunca llegó. También hace la confidencia de cómo Prieto le previno facilitándole un teléfono de un alto jefe del ministerio de Gobernación (entonces en la Puerta del Sol) por si era detenido.

El golpe fracasó como se dice excepto en Asturias, algunas poblaciones del País Vasco y Cataluña. Y, en medio de la confusión y el caos, Companys proclamó el estado catalán y la Federación de Pueblos Ibéricos. 

Hubo por parte del gobierno discursos y emplazamientos a deponer su actitud pero todo llamamiento fue inútil y, vencido el plazo, se personó ante la Generalitat una compañía del ejército conminando a Companys y su gobierno a rendirse. Cosa que no hicieron sino después de disparos y enfrentamientos armados entre los mozos de escuadra y la columna del ejercito al frente del cual iba el entonces coronel Godet. Y hubo muertos y bajas de entre los militares por disparos realizados por un sargento y ordenados por su jefe el teniente Pérez Farrás.

Y hubo también consejos de guerra y muy duras sentencias de la justicia republicana de condenas a muerte de los cabecillas inductores y autores así como de la trama política. Pero a Indalecio Prieto no lo cogieron porque huyó en el maletero del coche de Hidalgo de Cisneros, jefe que luego fuera de la aviación republicana, camino del exilio en Bélgica. Siempre Bélgica, como un recurrente faro donde se refugian delincuentes y fugados de la justicia española porque es tierra especializada en acogerlos sin muchos escrúpulos. Y, desde allí, pudo en poco tiempo Prieto provocar la caída del gobierno de la derecha con el famoso caso Straperlo, un asunto de corrupción para que no nos falte de nada tampoco.

Los indultos dados a regañadientes por el gobierno de coalición de radicales y cedistas chantajeados por el presidente de la República y su amenaza de dimitir si no los concedían, hirió de muerte a la coalición gubernamental y ahí comenzó el punto de no retorno. También intervino el Tribunal Supremo como órgano sentenciador emitiendo informe contrario al indulto. Más o menos todo asombrosamente igual que ahora.

Los indultos provocaron una nueva crisis del gobierno de coalición de la derecha saliendo del mismo los ministros de la CEDA, quedando conformado no obstante de nuevo con la presidencia de nuevo del viejo león radical. Pero por poco tiempo. 

Un comvoluto remitido por Prieto al presidente de la República que contenía pruebas de sobornos más o menos inocentes por parte de dos belgas muy pillos aspirantes a las concesiones de las ruletas de los casinos, acabó con el ya muy desprestigiado gobierno de la derecha. No faltó pues tampoco el pretexto de la corrupción en este caso.

Don Niceto aprovechó la ocasión y disolvió las Cortes y convocó a elecciones cumpliendo con ello la implacable exigencia del PSOE. Poco sospecharía el presidente de la República que aquella disolución anticipada y la posterior convocatoria de elecciones para febrero de 1936, fueron las precursoras de la violencia y el enfrentamiento ya insalvable y, además, su final como presidente pues, tras el triunfo del Frente Popular que el propio Alcalá Zamora calificó en sus memorias como de fraudulento, fue destituido sin miramientos con el pretexto de incumplir el límite del mandato constitucional al haber superado el número de disoluciones de Cortes. 

El presidente de la República cayó así ignominiosamente víctima de sus propias intrigas y de las trampas que le tendieron las izquierdas. Y muy desengañado también pues sus otrora protegidos le propinaron una rotunda votación en el Congreso para su destitución, ya que apenas fue opuesta por un puñado de no más de veinte diputados fieles. 

Había conseguido en ese sentido aunar le beligerancia de todos los grupos tanto de izquierda como de derecha, quedando pues destituido por una inmensa mayoría que lo ejecutó sin misericordia. 

Todo se precipitó como un viento arrasador hacia la violencia primero contenida y después explícita, y el derrumbe de la confianza o entendimiento mutuo entre los bloques sellado por los resultados electorales de febrero de 1936. 

Y el punto de partida fue precisamente el de los indultos para conmutar la penal capital por la perpetua que se vio obligado a ejecutar bajo chantaje el propio gobierno de la derecha contra la que se habían levantado en armas los condenados. Algo que luego liquidó rápidamente Azaña ya en 1936 nada más tomar posesión como presidente del gobierno y como primera medida, acordando en consejo de ministros la concesión de la amnistía para todos lo condenados. De forma que, junto con los condenados por la sublevación del 34, también salieron a la calle cientos de criminales comunes como el asesino de Dato varios años antes.

Este asunto de los indultos a los delincuentes políticos tiene pues unos oscuros antecedentes en nuestro violento devenir histórico más reciente, y no hemos aprendido nada. Porque, con absoluta seguridad, los indultados, lejos de percibir ese gesto de magnanimidad del Estado para con ellos, lo perciben y percibirán como un signo bien patente de la debilidad del propio Estado. Lo que, para nuestra desgracia, es cierto mientras el presidente y su propio gobierno de coalición dependan y sean rehenes precisamente de los delincuentes indultados. No aprendemos la lección histórica porque han llegado al poder y singularmente al PSOE, una manga de aventureros sin memoria y dispuestos a enterrar al centenario partido, en la ignominiosa sentina de la historia por su complicidad y dependencia de partidos patoteros. Triste pero merecido final porque sus mudos militantes han desistido de plantar cara a su más despótico traidor que los desprecia y ningunea.

Así pues, hubo un levantamiento armado contra la constitución de la República en 1934 convocado por la izquierda y singularmente por el PSOE, que tuvo luego su réplica en Cataluña proclamando el Estado Catalán unilateralmente por ERC. Hubo consejos de guerra y sentencias muy duras, mucho más que las actuales. Y hubo también indultos, crisis de gobiernos, degradación general y desconfianza de la ciudadanía del poder, informes del Tribunal Supremo ratificando las condenas, y no faltó tampoco un huido a Bélgica precursor del mismo camino de Puigdemont.

Ah, y tampoco faltó un caso de corrupción hábilmente manipulado que provocó la caída definitiva del gobierno de derechas y nueva convocatoria de elecciones.

Dos lecciones más: i) desde entonces, desde los indultos, nada fue igual y todo fue avanzando hacia el despeñadero. Y ii) una cosa sí es segura, los separatistas solo se levantan contra la derecha, porque le tienen muy bien cogido el número a la izquierda, y muy particularmente a sus elementos más ambiciosos como el presidente del Gobierno que actúa en beneficio propio siempre. 

Esta es la cínica tautología con que el Gobierno siembra los vientos de hoy que, si nadie lo remedia, pueden ser las tempestades del mañana: que ellos solo tratan de arreglar lo que la derecha estropeó, cuando la palmaria realidad es que estos abusadores supremacistas siempre eligen la derecha para sublevarse porque, más pronto o más tarde, ya vendrá el PSOE a indultarlos.

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