domingo, 9 de mayo de 2021

LECCIONES PARA UNAS ELECCIONES (I)


RESULTADOS DE ELECCIONES A LA  ASAMBLEA DE MADRID 4 DE MAYO 2021
SAN FERNANDO DE HENARES
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CUANDO LOS VOTANTES SE NEGARON A CONFUDIR EL ECO CON LAS VOCES

Como es sabido, la candidata del PP DÍAZ AYUSO ha obtenido un contundente triunfo en estas elecciones intermedias y forzadas por las circunstancias a mitad del mandato, provocando con ello un notable batacazo a todos sus oponentes y, muy especialmente, a quien fuera su socio de gobierno, Ciudadanos (que desaparece de la Asamblea donde tenía 26 escaños), así como al PSOE que ha bajado de ser el ganador en 2019 a tercera fuerza en Madrid. Sin olvidar tampoco la retirada de la política de Pablo IGLESIAS y la contención moderada de VOX.

Algunas lecciones deberían sacar los perdedores en estas elecciones, planteadas torpemente por la izquierda y sus medios dóciles al grito guerracivilista del "no pasarán" que tantas y tan trágicas reminiscencias frentepopulista traen a no poca gente. Gente, cuya lucha cotidiana hoy día no es precisamente la de desenmascarar fascistas por doquier, sino ver cómo consiguen trabajar en medio de cierres, estados de alarma y confinamientos medievales varios. Especialmente si lo hace en el sector privado porque, de esta situación, la primera conclusión que puede sacar quien se gana la vida fuera del sector público, es la de comprobar cómo éste goza de injustos privilegios porque tiene garantizado sus emolumentos tanto si está en el tajo como si no lo está. 

Mientras, el resto de los mortales se ve obligado a pedir cita previa para toda gestión oficial ante cualquier ventanilla, siendo víctima de la desesperación tanto si quiere acercarse a realizar cualquier gestión administrativa de la multitud a la que tiránicamente se le somete para cualquier actividad por nimia que sea, ya para poder inscribirse en un ERTE, cobrar el paro o pagar un simple impuesto con plazo y recargo. Toda una tortura impuesta coercitivamente por el miedo y el despótico poder que nos asola.

Una buena parte del electorado está ya harto del maltrato del que es objeto y de esta situación porque comprueba que, mientras se han visto obligados a cerrar sus negocios sin alternativa alguna y con ello a cesar el medio que le da de comer a él y a su familia, o que no puede circular ni para ver a sus allegados y amigos so pena de multas y ultrajes, una inclemente chusma de políticos privilegiados viajan y se desplazan impunemente en sus coches o aviones oficiales a lugares de veraneo o a visitar a sus familias so pretexto de acto oficial. 

O se dedican a mentir y ocultar impunemente con el desprecio de quien se cree investido para cometer todo tipo de trapacerías porque para eso es el que manda. Es la versión moderna del despotismo y no precisamente ilustrado, soportado con resignación por el miedo y la desesperanza inoculado por una plaga de malditos asesores a sueldo del erario público que además pagamos todos nosotros.

Y porque, además, se han cuidado muy mucho también de inhabilitar prácticamente al parlamento, de forma que no tienen que dar explicaciones a nadie porque han derogado a mínimos su actividad bajo el estado de alarma, mientras que hay que soportar la turra indolente del presidente del gobierno en las televisiones perorando cursis discursos que le han escrito otros para mayor autoglorificación, cuando muchos de nuestros derechos fundamentales han quedado arrumbados so pretexto de la salud, y están en manos de un enfermo de poder al que le han otorgado otros ilimitados por la puerta fraudulenta de un estado de alarma que en realidad es un estado de excepción encubierto. 

Miembros del gobierno y adláteres henchidos de arrogancia y desprecio a las vicisitudes trágicas en que vive el hombre de la calle que, obviamente, no pisan desde que se subieron al coche oficial o al Falcon, mientras miles de sus asesores áulicos, esos rasputines de guardarropía, se dedican a jugar al juego de tronos y demás series favoritas desde Murcia a Madrid, pensando solo en el maldito poder donde colocar a los suyos que es de lo que va todo esto.

Una muchedumbre madrileña se ha rebelado con rabia contenida, y además ha podido comprobar cómo engreídas vicepresidentas de la nada, insultan una y otra vez su inteligencia siendo menospreciados así por unos irresponsables gobernantes que son incapaces de poner el oído de la calle. Porque hace mucho tiempo que no se mezclan con la pobre gente que ha perdido su negocio, su empleo, su pequeña empresa; su medio de vida en fin. Y están en el más absoluto desamparo entre las colas del hambre o del desempleo, el inseguro Erte o, lo que es peor, al borde de la indigencia y con el miedo al contagio.

Buena parte de esos votantes no han votado al PP y ni siquiera a Ayuso por adhesión ideológica, sino que han visto la oportunidad de dar respuesta contundente a tanto abuso, tanto desprecio a la dignidad de la gente, tanto insulto a la inteligencia y tanto ataque estúpido proferido desde la soberbia militante de aprendices de brujo dispuestos a experimentar fórmulas periclitadas por autoritarias, sobre el despojo de sus maltrechas economías. 

Pero con su dignidad intacta, expresada limpiamente en las urnas cuando han sido convocados porque incluso eso quisieron arrebatarle también con maniobras arteras improvisando mociones de censura urgentes,  como cortafuegos al pánico que tenían para que el pueblo hablara. 

Y habló la mayoría precisamente para dar respuesta contundente a unos abusadores profesionales que viven en una burbuja de impunidad porque  ya tienen asegurado un largo plazo como intocables, ayudados por la escoria política del país más insolidaria y ferozmente determinada a acabar con nuestro sistema constitucional, y aprovechando la situación de un gobierno plagado de incompetencia cuando no de vesánica complicidad con esos dinamiteros como socios.

Son muchos los que han visto y vivido, impotentes además, cómo toda su vida se ha venido abajo sometida al miedo y al toque de queda dictado por oscuros personajes que emergen, medran y se aprovechan de la política, y además se permiten el lujo de vejarlos y humillarlos cuan patulea indecente de políticos y mentores mediáticos de medio pelo, a los que nadie sensato les entregaría su negocio para que se lo administrara por humilde que fuera, y que, sin  embargo, deciden sobre haciendas y vidas ajenas sin importarles nada más. 

Ventajistas de toda laya ascendidos por los corruptos vericuetos de los mecanismos de selección inversa que utilizan los partidos políticos, y que aparecen encaramados por milagrosa trayectoria de ascenso social en lo alto de un ministerio dictando órdenes y decretos por doquier, con los que te dicen cómo tienes que comportarte, cuándo has de lavarte, que debes llevar en la boca, con quién puedes verte y con quién no, aunque sea con tus familiares más directos, etc., etc., etc., y además te motejan de fascista si no votas como a ellos les conviene. 

Y, por si fuera poco, una ciudadanía que ha tenido que soportar la insultante arrogancia de una superioridad moral que no se sabe bien de dónde la sacan, cuando no la humillante condición de apestados a que los han rebajado toda esta gregaria constelación militante de pequeños caciques de este reino de taifas que padecemos, llámense los Pages o Revillas de turno.

Así pues, estas elecciones han tenido al menos para mucha gente sin miedo el digno desahogo que ha desafiado la decrépita consigna de izquierdistas de salón, y el valor de haber propinado al más despótico poder que hemos padecido desde la restauración de la democracia, dos claros mensajes: a) que ya no cuelan las consignas del miedo proferidos por ventajistas ideólogos de guardarropía, y b) que quiten sus sucias manos de nuestros derechos fundamentales y dejen de manosear ya para siempre conceptos de los que se han apropiado impunemente como democracia; al estúpido grito seguido por periodistas de bufanda ideológica de que "los demócratas somos más". 

En la seguridad, además, de que cuando dicen eso están negado esa condición precisamente, porque ya han trazado una previa línea divisoria entre ellos, los exquisitos  conmilitantes demócratas, y todos los demás, los fascistas, que, si hubiera que juzgar con su prejuicio aplicado a los resultados de Madrid, resultaría que en esta comunidad habría casi dos millones de fascistas, mientras que, en Cataluña, por poner un lacerante ejemplo, habría, según la maniquea visión sectaria de estos militantes disfrazados de analistas, todo un ejemplar oasis de ciudadanos respetuosos con la ley y la Constitución. Pero a los que estos mastuerzos gubernamentales tratan con guante de seda no vaya a ser que les quiten sus apoyos y se quede el jefe de toda la banda sin el Falcon oficial.

LOS RESULTADOS EN SAN FERNANDO


Los damnificados: Ciudadanos y PSOE, a la sazón, quienes nos gobiernan desde el año 2019 en el Ayuntamiento y les pilló la cosa haciéndose fotos y en plena orgía de autopropaganda que es lo que mejor saben hacer. Ahora, no tienen muchas explicaciones salvo la afanosa búsqueda del chivo expiatorio. Nada más original que decir y explicar.

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El Partido Popular ha ganado por primera vez en la historia de este municipio en unas elecciones autonómicas, absolutamente en todas las secciones electorales de las veinticinco que hay. 

Con una participación superior incluso a la media de la Comunidad del 78,37 %, el PP se ha alzado con el 36,03 % de los votos. También por primera vez en la historia de la democracia, en nuestro municipio no es ganador o segundo el PSOE en unas elecciones autonómicas que, además, había ganado ahora hace dos años en mayo de 2019. 

La segunda plaza pues la ha obtenido el partido de Errejón Más Madrid, de la que forma parte y era candidata en sus listas la ex alcaldesa Catalina, con un 20,96 %, siendo el PSOE el tercero con un 20,34 %. 

Se da la circunstancia también de que Más Madrid ha superado al PSOE en 14 de las 25 secciones electorales del municipio, haciéndolo en casi todas las secciones del barrio de Parque Henares, mientras el PSOE lo hace en solo 11 de las secciones sobre todo del casco histórico. El PP ha llegado a obtener en tres secciones resultados de hasta 44,7 % en la sección 003, el 44,3 % en la sección 005, y el 42,54 % en la sección 017.

Por su parte, Ciudadanos, con solo el 3,4 % de los sufragios (apenas 800), desaparece del mapa. Los dos socios del equipo de gobierno son los grandes perdedores en San Fernando al perder más de 5.000 votos entre ambos; el 30 % respecto de los resultados de mayo de 2019. Ciudadanos pierde casi el 18% de los votos que obtuvo y el PSOE casi el 12 %.

QUO VADIS PSOE?


He aquí el histérico lenguaje guerracivilista de campaña de una protagonista, Adriana Lastra, del "nuevo PSOE" que es dudoso que conozca la historia de su propio partido. Este es el patético nivel del socialismo sanchista rampante. Y esto ha sido una constante en casi toda la campaña conscientemente sobreactuada con truculentos episodios que abochornan.


Y aquí la vemos blanqueando organizaciones filoetarras, junto con su colega Simancas y con cara de susto. Estos especialistas en señalar fascistas madrileños por doquier, no tienen empacho sin embargo en firmar acuerdos y saludarse con los herederos de una organización política, Herri Batasuna, que figura en la lista de organizaciones políticas terroristas de la U.E.

Y este es el problema. La absurda deriva del PSOE sanchista, que ha pasado de ser la otra pata constitucional indispensable para que toda la arquitectura de la convivencia no se nos venga abajo una vez más, a renegar de su pasado constitucional como legado reciente más brillante, para asociarse con sus más encarnizados enemigos. Nunca como hoy es más pertinente pues hacerse la pregunta: quo vadis PSOE?

Si esta patulea de neodirigentes socialistas al servicio incondicional de Gran Narciso, conocieran algo de la historia y de las tragedias que asolaron la nuestra más reciente, no frivolizarían con burdas patrañas ya muy manoseadas, tratando de infundir el miedo en el electorado al que consideran menor de edad e incapaz de emanciparse de sus juegos maniqueos propalados por doquier, y con la interesada complicidad de medios y botarates abajofirmantes.

Pero una buena parte del electorado ni se dejó manipular ni tampoco seducir por la consigna del miedo, simplemente ejerció su deber ciudadano con serenidad y decidida dignidad, sin hacer caso alguno a histéricos montajes prefabricados. Es lo que tiene ejercer la libertad, que no puede ser domeñada por quienes llevan meses haciendo de carceleros del pueblo y confundiendo su natural miedo a la pandemia, con la sumisión entregada de los votantes a una pandemia inventada: la pandemia del fascismo que solo ellos veían interesadamente. Pero es dudoso que hayan aprendido la lección; volverán a repetirlo con torpeza a juzgar por las absurdas declaraciones de una de las muchas vicepresidentas antifascistas que tiene este gobierno tan largo como inútil.

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